Liderazgo y Europa


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David Rieff, analista político norteamericano, considera que Europa va a afrontar en los próximos años tres grandes crisis:

  • La crisis del desempleo y la productividad.
  • La crisis migratoria.
  • Y finalmente la crisis de las pensiones.

Estas crisis no se tienen por qué dar en el orden en el que se han escrito. Más bien Europa se va a tener que enfrentar a ellas de forma simultánea.

La primera crisis, del desempleo y la productividad, es una realidad en los países del sur desde el estallido de la crisis financiera, agravada, posteriormente por la de deuda soberana localizada también en la misma zona geográfica de la Unión Europea.

La segunda crisis la llevamos viviendo en España, frontera natural con el Magreb, desde hace varios años, y estas semanas hemos podido ver en televisión las tragedias vividas por los emigrantes sirios y libios que tratan de alcanzar la seguridad de la Unión Europea por todos los medios a su alcance y, en algunos casos, trágicas consecuencias.

La tercera crisis es la que yo denomino la bomba de relojería. Es una crisis que todos somos conscientes de que va a ocurrir pero se habla de ella sigilosamente y no se ponen los medios para poder mitigarla o solucionarla antes de que estalle.

Con una Europa unida y con mecanismos de estado en su mano, estas crisis se podrán solucionar de una forma más sencilla que si cada país de la Unión Europea tratara de soluciónalas por su cuenta.

Todas ellas bien administradas se contrarrestarían y se convertirían en una oportunidad para crear una Europa más fuerte, capaz de competir con los grandes gigantes económicos que se vislumbran en este principio de siglo XXI como China, India, Brasil o Indonesia y los que ya son una realidad como los Estados Unidos.

La crisis migratoria y de pensiones se contrarresta. La pirámide de población europea esta invertida con lo que es necesario cubrir los huecos dejados por la población activa por personas que provengan de otros territorios mientras no se mejore el índice de natalidad.

La crisis de desempleo y productividad necesita de un Estado que establezca una regulación favorable a la inversión y desarrollo empresarial que permita que aquellos fabricantes europeos que se fueron a fabricar a otros territorios, vuelvan a Europa.

Este nuevo marco regulatorio europeo permitiría a los nuevos potenciales fabricantes absorber aquellos trabajadores europeos desempleados y contratar nuevos procedentes de cupos inmigratorios que permitirían atenuar o vislumbrar una solución a la crisis de las pensiones que se avecina.

¿Dónde están los líderes europeos capaces de poner estas cuestiones encima de la mesa y buscar una solución europea? ¿No estamos perdiendo una valiosa oportunidad de consolidar a Europa como un Estado capaz de competir en el siglo XXI?

SERGIO TOURIS NORIEGA

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