El día siguiente a las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, un conocido se quejaba del resultado electoral en su municipio. Argumentaba que no entendía como la gente había dado la espalda a la opción política en la que él, personalmente, se había involucrado y a todas luces era “la mejor” para el municipio.
Es cierto que muy poca gente lee los programas electorales y, más cierto aun, que nuestros políticos dedican la pre-campaña y la campaña al postureo, a salir bien en la foto y a mucho bla bla bla, pero deberíamos ser más exigentes con nosotros mismos y con los que nos van a gobernar después.
Por ejemplo, estoy convencido de que la gran mayoría de los votantes de Ahora Madrid o Barcelona en Común ni se han leído el programa electoral, ni conocen la gran mayoría de sus propuestas y ni siquiera saben que la casi totalidad del programa no se puede cumplir… también estoy seguro de que el votante del PP o el PSOE ha votado por Mariano Rajoy o Pedro Sánchez, no por lo que le prometían en su pueblo…. Y qué decir de Ciudadanos. Es materialmente imposible, que sus candidatos a los ayuntamientos pudieran conocer las necesidades concretas de los vecinos.
Creo que es un error votar por sensaciones y sentimientos, debemos esforzarnos y conocer lo que nos proponen unos y otros y acudir a nuestra formación de criterio para reflexionar sobre si lo prometido tiene sentido en su marco de actuación, si no, corremos el riesgo de votar por impulso, por costumbre o porque algo nos hace gracia…. Y haciendo esto bajamos el listón de la exigencia de lo que luego queremos pedir a nuestros representantes.
¿Leíste el programa electoral de tu elección de voto?¿Estudiaste alternativas?
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